viernes, 19 de noviembre de 2021

ROMANOS 13

 








13.1 ¿Hay momentos en los que uno tiene que desobedecer a las autoridades? No debemos permitir que los gobernantes nos obliguen a desobedecer a Dios. Jesús y sus apóstoles nunca desobedecieron a las autoridades por razones personales; cuando lo hicieron fue por ser leales a Dios. Su desobediencia les costó caro: los amenazaron, los golpearon, los pusieron en prisión, los torturaron y los ejecutaron por sus convicciones. Como ellos, si nos vemos obligados a desobedecer, debemos estar dispuestos a sufrir las consecuencias.

13.1ss Los cristianos interpretan Romanos 13 de diferentes maneras. Todos los cristianos estamos de acuerdo en que debemos vivir en paz con el estado, siempre y cuando este nos permita obrar de acuerdo a nuestras convicciones religiosas. Por cientos de años, sin embargo, ha habido al menos tres interpretaciones de cómo debemos hacerlo.
(1) Algunos cristianos creen que el estado es demasiado corrupto y que por lo tanto deben relacionarse con él lo menos posible. Aunque deben ser buenos ciudadanos mientras puedan sin comprometer sus creencias, los cristianos no deben trabajar para el gobierno, ni votar en las elecciones, ni servir en el ejército.
(2) Otros creen que Dios ha dado al estado autoridad en ciertos asuntos y a la iglesia en otros. Los cristianos pueden ser leales a ambos y pueden trabajar para cualquiera de los dos. Sin embargo, no deben confundirlos a los dos. La iglesia y el estado tienen intereses en esferas totalmente diferentes, la espiritual y la física, que se complementan pero no actúan juntas.
(3) Otros creyentes piensan que los cristianos tienen la responsabilidad de lograr que el estado mejore. Lo pueden hacer desde el campo político, eligiendo cristianos u otros líderes con altos principios. También lo pueden hacer en lo moral, sirviendo de influencia positiva en la sociedad. Según este punto de vista, idealmente la iglesia y el estado han de trabajar juntos para el bien de todos.
Ninguno de estos puntos de vista defiende la rebelión ni rechaza la obediencia a las leyes o regulaciones establecidas por las autoridades, a menos que estas demanden con claridad que se violen normas morales reveladas por Dios. Dondequiera que nos hallemos, debemos actuar como ciudadanos y cristianos responsables.

13.3, 4 Cuando las autoridades civiles son injustas, las personas honestas temen. En este versículo, Pablo se refiere a los magistrados que cumplen con su tarea. Cuando son justos, los que actúan con honestidad no tienen nada que temer.

13.8 ¿Por qué el amor a otros se considera una deuda? Estamos permanentemente en deuda con Cristo por su amor sin límites derramado a nuestro favor. La única forma en que podemos empezar a pagar la deuda es amando a otros. Ya que el amor de Cristo siempre será infinitamente superior al nuestro, tenemos la obligación de amar a nuestro prójimo.

13.9 A veces tenemos la idea de que amarse uno mismo es malo. Pero si este fuera el caso, sería vano amar al prójimo como a nosotros mismos. Pablo explica lo que significa amarse. A pesar de que usted quizás tenga un bajo concepto de sí mismo, dudo que vaya a estar dispuesto a dejar de comer. Se viste razonablemente bien. Procura que exista un techo sobre su cabeza. Trata de que no lo defrauden ni injurien. Y se enfurece si alguien trata de arruinar su matrimonio. Este es el tipo de amor que debemos brindar a nuestro prójimo. ¿Se preocupa usted de que otros se alimenten, tengan ropa y vivienda? ¿Nos preocupan los asuntos relacionados con la justicia social? Amar a otros como a nosotros mismos significa participar activamente en que las necesidades de otros se suplan. Es interesante, pero es muy raro que entre los que se preocupan por otros antes que por ellos mismos se hallen personas que sufran de una baja autoestima.

13.10 Los cristianos deben someterse a la ley del amor, que reemplaza a las leyes religiosas y civiles. ¡Cuán fácil es disculpar nuestra indiferencia hacia otros alegando no tener obligación legal de ayudarles, e incluso justificar el daño que les causamos si lo que les hacemos es técnicamente legal! Pero Jesús no deja brechas en la ley del amor. Cuando el amor lo demande, debemos estar dispuestos a ir aún más allá de los requisitos legales e imitar al Dios de amor. Si desea más información sobre la ley del amor, véanse Jam 2:8-9; Jam 4:11 y 1Pe 2:16-17.

13.12-14 La noche se refiere al tiempo presente de maldad. El día alude al regreso de Cristo. Algunas personas se sorprenden de que Pablo incluya contiendas y envidias en la lista en que están los crasos y obvios pecados de glotonería, borrachera y lascivia. Como Jesús en su Sermón del Monte (Mateo 5-7), Pablo considera que las actitudes son tan importantes como las acciones. Así como el odio lleva al asesinato, el celo conduce a la contienda y la lascivia al adulterio. Cuando Cristo vuelva, quiere hallar a su pueblo limpio por dentro y por fuera.

13.14 ¿Cómo nos vestimos del Señor Jesucristo? Primero, nos identificamos con El mediante el bautismo (Gal 3:27). Esto demuestra nuestra solidaridad con otros cristianos y con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Segundo, demostramos las cualidades que Jesús reveló mientras estuvo en la tierra: amor, humildad, verdad, servicio. Nos preguntamos qué haría Jesús en nuestro lugar (véanse Eph 4:24-32; Col 3:10-17). Tampoco debemos dar a nuestros deseos ninguna oportunidad de llevarnos a pecar. Evite las situaciones que abran la puerta a satisfacer deseos pecaminosos.






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