viernes, 1 de julio de 2022

MARCOS 3

  • El hombre de la mano seca

(Mt. 12.9–14;  Lc. 6.6–11) 

  • Elección de los doce apóstoles

(Mt. 10.1–4;  Lc. 6.12–16) 

  • La blasfemia contra el Espíritu Santo

(Mt. 12.22–32;  Lc. 11.14–23) 

  • La madre y los hermanos de Jesús

(Mt. 12.46–50;  Lc. 8.19–21) 


MARCOS 3





3.2 Ya los líderes judíos se declararon en contra de Jesús. Están celosos de su popularidad, sus milagros y su autoridad al hablar. Valoran tanto su posición en la comunidad y sus oportunidades de ganancia personal que perdieron de vista la meta de todo líder religioso: conducir la gente a Dios. Si alguien debía haber reconocido al Mesías, eran ellos, pero no quisieron hacerlo porque no estaban dispuestos a perder sus apreciadas posiciones ni su poder. Cuando Jesús puso al descubierto sus verdaderas actitudes, automáticamente se transformaron en enemigos del Mesías y empezaron a buscar la forma de que la gente también se volviera en contra suya para detener su creciente popularidad.

3.5 Jesús se enojó al ver la actitud despiadada de los fariseos. Enojarse, en sí mismo, no es malo. Depende de lo que nos hace enojar y lo que hacemos con el enojo. Con mucha frecuencia expresamos nuestro enojo de manera egoísta y perjudicial. Jesús en cambio expresó su enojo corrigiendo un problema: sanó la mano al hombre. Aplique su enojo a buscar soluciones constructivas más que a agravar el problema provocando pena en la gente.

3.6 Los fariseos eran un grupo religioso que con celo seguía la Ley del Antiguo Testamento así como sus tradiciones. Eran respetados en la comunidad, pero odiaban a Jesús porque se enfrentó a sus orgullosas actitudes y a sus poco honorables motivaciones.
Los herodianos eran un partido político judío que esperaba restaurar en el trono la línea de Herodes el Grande. Jesús era una amenaza para ellos porque desafiaba sus ambiciones políticas. Fariseos y herodianos, por lo general enemigos, unieron sus fuerzas en contra de Jesús porque este los desenmascaraba y socavaba su poder y reputación.

3.6 Jesús realizó una buena obra, pero los fariseos lo acusaron de quebrantar la Ley que prohibía brindar atención médica el día de reposo, salvo en casos de vida o muerte. Irónicamente, los fariseos que acusaban a Jesús de quebrantar el día de reposo al sanar a alguien, planeaban un asesinato.

3.7, 8 Aunque Jesús era blanco del fuego de los líderes religiosos, seguía ganando popularidad entre el pueblo. Algunos eran curiosos, otros buscaban sanidad, otros evidencias para usarlas en su contra y otros querían saber si en realidad era el Mesías. La mayoría no entendía la verdadera dimensión de lo que ocurría entre ellos. Hoy en día, la gente sigue al Señor por idéntica variedad de razones. ¿Cuál es la razón primordial por la que usted sigue a Jesús?

3.11 Los demonios sabían que Jesús era el Hijo de Dios, pero no querían renunciar a sus malos propósitos. Saber de Jesús o incluso creer que El es el Hijo de Dios no garantiza la salvación. También hay que desear seguirle y obedecerle (Jam 2:17).

3.12 Jesús advirtió a los demonios que no divulgaran que era el Mesías, porque no deseaba que alimentaran falsas ideas populares. La inmensa multitud estaba a la espera de un líder político y militar que los libertara del yugo de Roma. La enseñanza recibida decía que el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento sería esa clase de hombre. Jesús quería enseñarle al pueblo la clase de Mesías que era, tan distinto al de sus expectativas. Su reino es espiritual. Y comenzaría, no con el derrocamiento de los gobernantes, sino con el derrocamiento del pecado en los corazones de la gente.

3.14 Jesús estaba rodeado de seguidores, de los cuales escogió a los doce que serían sus compañeros da cada día. No los seleccionó en base a su fe, porque era vacilante. Tampoco los escogió por talentos y habilidades que a lo mejor tenían, porque ninguno se destacaba por sus habilidades. Los discípulos representaban una amplia gama de trasfondos y experiencias de la vida, pero al parecer no tenían más potencial de liderazgo que los que no se escogieron. La única característica que tenían todos era su decisión de obedecer y seguir a Jesús. Después de la ascensión fueron llenos con el Espíritu Santo y jugaron papeles determinantes en el crecimiento de la iglesia primitiva. No nos descalifiquemos en nuestro servicio a Cristo por no tener las mejores credenciales. Para ser un buen discípulo sencillamente hay que estar listo a seguir a Jesús con un corazón dispuesto.

3.14, 15 ¿Por qué Jesús escogió doce hombres? El número doce corresponde a las doce tribus de Israel (Mat 19:28), con lo cual se muestra la continuidad entre el antiguo sistema religioso y el nuevo basado en el mensaje de Jesús. Muchos seguían a Jesús, pero los doce recibieron la preparación más intensa. Podemos ver el impacto de estos hombres en el resto del Nuevo Testamento.

3.18 Los zelotes eran judíos nacionalistas que se oponían a la ocupación romana en Palestina.

3.21 Con las multitudes presionándolo, Jesús ni siquiera tenía tiempo para comer. De ahí que sus amigos y familiares viajaron desde Nazaret para llevarlo a su casa (3.31-32). Pensaban que se había convertido en un fanático religioso. Les preocupaba esta posibilidad, pero no tomaban en cuenta el propósito de su ministerio. Aun sus más allegados fueron lentos en comprender su verdadera identidad.

3.22-27 Los fariseos no podían negar los milagros de Jesús ni su poder sobrenatural. Negaban, sin embargo, que viniera de Dios, porque de aceptarlo habrían tenido que reconocer también que era el Mesías. Y su orgullo no les permitió dar ese paso. Por eso, en un intento por destruir su popularidad entre la gente, lo acusaron de actuar con el poder de Satanás. En la respuesta de Jesús, versículos 23 al 26, vemos que el argumento de estos líderes judíos no tenía ningún sentido (Beelzebú se refiere a Satanás).

3.27 Aunque permite a Satanás actuar en el mundo, Dios sigue en control de todo. Jesús, en su condición de Dios, tiene poder sobre Satanás; puede echar fuera demonios y poner fin a sus terribles obras en la vida de la gente. Un día, Satanás será derrotado para siempre y nunca más volverá a actuar en el mundo (Rev 20:10).

3.28, 29 Algunas veces los cristianos se preguntan si han cometido el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. Este no es un pecado del cual los cristianos deben preocuparse, pues se trata de una actitud de incredulidad y falta de arrepentimiento. Rechazar a propósito la acción del Espíritu Santo es blasfemia porque es rechazar a Dios mismo. Los dirigentes religiosos acusaron a Jesús de blasfemia, pero irónicamente blasfemaron cuando cara a cara lo acusaron de estar poseído por Satanás.

3.31-35 María era la madre de Jesús (Luk 1:30-31) y sus hermanos sin duda eran los hijos que María y José tuvieron después de Jesús (véase también 6.3). Muchos cristianos, sin embargo, creen la antigua tradición según la cual María tuvo un solo hijo. Si esto es verdad, tal vez los "hermanos" de Jesús eran sus primos (en esa época se acostumbraba llamar hermanos a los primos). Hay quienes dan otra alternativa: cuando José se casó era viudo y estos hermanos de Jesús eran hijos del primer matrimonio de José. En ese caso, serían medios hermanos de Jesús (véase Mar 6:3-4). Según vemos en el versículo 21, la familia de Jesús no logró entender a plenitud el ministerio de Jesús. Jesús explicó que nuestra familia espiritual establece relaciones que en último término pueden ser más importantes y perdurables que las relaciones formadas en nuestras familias carnales.

3.33-35 La familia de Dios es de brazos abiertos y no excluye a nadie. Aunque Jesús amaba a su madre y a sus hermanos, también amaba a quienes lo amaban. Jesús no hacía acepción de personas, sino que concedía a todos el privilegio de obedecer a Dios y ser parte de su familia. En nuestro mundo, cada vez más computarizado e impersonal, las relaciones afectuosas entre los miembros de la familia de Dios adquieren una mayor importancia. La iglesia puede dar amor y cuidado personal que mucha gente no encuentra en ninguna otra parte.


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