martes, 24 de mayo de 2022

2CRONICAS 24

  • Reinado de Joás de Judá

(2 R. 12.1–21) 


2CRONICAS 24





24.5 Los levitas se tomaron su tiempo para llevar a cabo la orden del rey, aun cuando él les dijo que no demoraran. El impuesto para mantener el templo en orden no era sólo orden del rey, sino un mandato de Dios (Exo 30:11-16). Los levitas, por lo tanto, no sólo estaban ignorando al rey, sino a Dios. Cuando debemos seguir los mandatos de Dios, el obedecer con lentitud sólo puede ser un poco mejor que el desobedecer. Obedezca a Dios con diligencia y de buena gana.

24.10 Evidentemente los levitas no estaban convencidos de que el pueblo quisiera contribuir a la reconstrucción del templo (24.5), sin embargo, el pueblo estaba contento de dar lo necesario para este proyecto. No subestime el deseo de la gente de ser fiel a Dios. Cuando son desafiados a realizar la obra de Dios, a menudo responderán con gusto y generosidad.

24.18 Si todo iba muy bien en Judá cuando el pueblo adoraba a Dios, ¿por qué se apartaban de El? La prosperidad puede ser tanto una bendición como una maldición. Si bien puede ser una señal de la bendición de Dios a los que lo siguen, lleva consigo el potencial para la decadencia moral y espiritual. La gente próspera se ve tentada a volverse autosuficiente y soberbia, toman a Dios a la ligera. En medio de nuestra prosperidad, no debemos olvidarnos de que Dios es la fuente de nuestras bendiciones. Véase Deu 6:10-12; Deu 8:11-14.

24.18-20 Cuando el rey Joás y la nación de Judá abandonó a Dios, El envió a Zacarías para llamarlos al arrepentimiento. Antes de aplicar juicio y castigo, Dios les dio otra oportunidad. De la misma forma, Dios no nos abandona o azota en venganza cuando pecamos. Por el contrario, nos busca enérgicamente por medio de su Palabra, de su Espíritu que está en nosotros, de las palabras de otros y en ocasiones por medio de la disciplina. Esto no intenta destruirnos, sino instarnos a regresar a El. Cuando usted está alejándose de Dios, recuerde que El lo está buscando con afán. Deténgase y escuche. Permítale que le haga ver su pecado para que así pueda arrepentirse y seguirlo otra vez.

24.19 Dios envió muchos profetas al rey Joás y al pueblo para advertirles que se encaminaban a la destrucción. Joel pudo haber sido uno de esos profetas. Lea el libro de Joel para obtener mayor información acerca del clima político y espiritual de esos tiempos.

24.22 Zacarías pidió a Dios que el pueblo pagara por sus pecados. No estaba buscando venganza, sino clamaba por justicia. Cuando nos sentimos desalentados por la maldad que nos rodea, podemos descansar con la seguridad de que al final Dios restaurará la completa justicia en la tierra.


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