lunes, 14 de marzo de 2022

LEVITICO 27

  • Cosas consagradas a Dios


LEVITICO 27














27.1ss A los israelitas se les requirió que dieran o consagraran ciertas cosas al Señor y a su servicio: los primeros frutos de sus cosechas, los animales primogénitos, los hijos primogénitos, el diezmo de su ganancia. Muchos deseaban ir más allá y consagrarse ellos mismos o consagrar a otro miembro de la familia, animales adicionales, una casa o un campo a Dios. En estos casos, era posible donar dinero en lugar de una persona real, un animal o una propiedad. Algunas personas hacían votos impulsivos o poco realistas. A fin de instarlos a reflexionar antes de hacerlo, se imponía una penalidad del veinte

por ciento a aquellas cosas que eran vueltas a comprar con dinero. Este capítulo explica cómo fijar valores y qué hacer si un donante luego deseaba volver a comprar aquello que había donado a Dios.


27.9, 10 Dios enseñó a los israelitas que cuando hacían un voto a El, no debían retractarse de su promesa aun si resultaba más costosa de lo que esperaban. (Esto aplicaba a los animales; los humanos podían ser redimidos o comprados de nuevo.) Dios toma seriamente nuestras promesas. Si usted hizo un voto de dar el diez por ciento de su ingreso y repentinamente surgen algunas cuentas inesperadas, su fiel mayordomía será costosa. Sin embargo, Dios espera que usted cumpla con su promesa, aun cuando le sea difícil.


27.14-25 La propiedad inmobiliaria podía ser donada como ofrenda voluntaria de un modo que se asemeja a la forma en que hoy en día las personas dan propiedades por medio de un testamento o donan lo obtenido en la venta de una propiedad a la iglesia o a organizaciones cristianas.


27.29 Cosas dedicadas a ser destruidas se refieren a propiedades personales o a personas que estaban bajo la prohibición de Dios, tales como un botín capturado de adoradores de ídolos o de los ídolos mismos. Estas cosas debían ser destruidas y no podían ser rescatadas.


27.33 Muchos de los principios acerca de los sacrificios y de los diezmos tenían el propósito de motivar actitudes internas así como acciones externas. Si una persona daba de mala gana, mostraba que tenía un corazón mezquino. Dios quiere que seamos dadores alegres (2Co 9:7) que demos con gratitud a El.


27.34 El libro de Levítico está repleto de mandamientos que Dios dio a su pueblo al pie del monte Sinaí. De estos mandamientos podemos aprender mucho acerca de la naturaleza y el carácter de Dios. A primera vista, Levítico parece irrelevante para nuestro mundo altamente tecnificado. Pero si profundizamos un poco, nos damos cuenta que este libro nos sigue hablando hoy porque Dios no ha cambiado y sus principios son para todos los tiempos. Como la gente y la sociedad cambian, necesitamos buscar continuamente formas de aplicar los principios de la ley de Dios a nuestras circunstancias presentes. Dios era el mismo en Levítico como lo es hoy y lo será por siempre (Heb 13:8).

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