viernes, 4 de marzo de 2022

DEUTERONOMIO 29

  • Pacto de Jehová con Israel en Moab


DEUTERONOMIO 29





29.1ss En el monte Sinaí, cuarenta años antes, Dios e Israel hicieron un pacto (Exodo 19, 20). Aun cuando el pacto constaba de varias partes (léanse los libros de Exodo, Levítico y Números), su propósito podía resumirse en una sola frase: Dios prometió que bendeciría a los israelitas al hacerlos una nación a través de la cual el resto del mundo podría conocer a Dios. Los israelitas prometieron amar y obedecer a Dios para poder recibir las bendiciones físicas y espirituales. Aquí Moisés repasa este pacto. Dios todavía estaba sosteniendo su parte del trato (y siempre lo haría), pero los israelitas eran negligentes con su parte. Moisés volvió a pronunciar el pacto para advertir al pueblo que experimentarían una disciplina severa si no mantenían su parte del acuerdo.

29.5 De la misma manera que el pueblo de Israel no notó el cuidado que les dispensaba Dios a lo largo de su travesía, en ocasiones nosotros no notamos todas las maneras que tiene Dios de cuidarnos: que todas nuestras necesidades diarias han sido suplidas y que hemos sido bien alimentados y vestidos. Peor aun, erróneamente nos atribuimos el crédito de ser buenos proveedores en lugar de reconocer la mano de Dios en el proceso.

29.9 ¿Cuál es la mejor manera de prosperar en la vida? Para los israelitas, su primer paso era guardar su parte del pacto. Debían amar a Dios de todo su corazón, de toda su alma y con todas sus fuerzas (6.4, 5). Nosotros, también, hemos de buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia (Mat 6:33); entonces vendrá el verdadero éxito en la vida como bendición proveniente de la mano de Dios.

29.18 Moisés previno que el día que los hebreos decidieran dar la espalda a Dios, se plantaría una raíz que produciría fruto amargo (véase Heb 12:15). Cuando decidimos hacer algo que de antemano sabemos que está mal, plantamos una semilla de maldad que comienza a crecer fuera de control, y a la larga produce una cosecha de arrepentimiento y dolor. Pero podemos prevenir que esas semillas de pecado echen raíces. Si usted ha hecho algo malo, confiéselo inmediatamente a Dios y a los demás. Si la semilla no encuentra suelo fértil, su fruto amargo nunca madurará.

29.29 Hay ciertas cosas que Dios decidió no revelarnos, posiblemente por las siguientes razones: (1) nuestras mentes finitas no pueden entender los aspectos infinitos del universo de Dios y su naturaleza (Ecc 3:11); (2) algunas cosas no necesitamos conocerlas hasta que seamos más maduros; y (3) como Dios es infinito y omnisciente, es simplemente imposible para nosotros saber todo lo que El hace. Este versículo muestra que a pesar de que Dios no nos ha dicho todo lo que hay sobre la obediencia a El, nos ha dicho bastante. Así, la desobediencia proviene de un acto de la voluntad, no por una falta de conocimiento. A través de la Palabra de Dios sabemos lo suficiente para ser salvos por fe y servirle. No debemos usar las limitaciones de nuestro conocimiento como una excusa para rechazar sus reclamos en nuestra vida.


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