martes, 1 de marzo de 2022

DEUTERONOMIO 17

  • Instrucciones acerca de un rey


DEUTERONOMIO 17





17.1 El hecho de que se haya incluido este mandato indica que algunos israelitas estaban sacrificando a Dios animales imperfectos o deformes. En ese entonces, como ahora, es difícil y caro ofrecer a Dios lo mejor (por ejemplo, la primera parte de lo que ganamos). Siempre resulta tentador engañar a Dios, porque creemos que no seremos sorprendidos. Pero nuestras ofrendas muestran nuestras verdaderas prioridades. Cuando damos a Dios las sobras, obviamente El no está en el centro de nuestra vida. Dé a Dios el honor de ser el primero en recibir su ofrenda, su tiempo y sus talentos.

17.6, 7 No se condenaría a muerte a nadie con el testimonio de un solo testigo. Por el testimonio de dos o tres, una persona podía ser condenada y luego sentenciada a muerte por apedreamiento. El condenado era llevado a las afueras de las puertas de la ciudad y los testigos eran los primeros en lanzarle piedras pesadas. Luego los espectadores apedrearían a la persona agonizante. Este sistema quitaría el mal al llevar a la muerte al idólatra. Al mismo tiempo, protegía de dos maneras los derechos de la persona denunciada. Primero, la necesidad de que existieran varios testigos evitaba que un individuo enojado diera "falso testimonio". Segundo, al requerir que el acusador lanzara las primeras piedras, lo hacía pensar dos veces en la acusación injustificada. Eran responsables de terminar lo que habían comenzado.

17.14-20 Dios no estaba alentando a Israel para que designara un rey que gobernara la nación. En realidad, Dios estaba en contra de esta idea ya que El era su rey y el pueblo tenía que obedecerlo y seguirlo. Pero Dios sabía que por razones egoístas, algún día el pueblo le pediría un rey. Querrían ser como las naciones vecinas (1 Samuel 8). Si insistían en tener un rey, El quería asegurarse de que escogieran a la persona correcta para ese puesto. Esta es la razón de que incluyera estas instrucciones tanto para el beneficio del pueblo cuando eligiera un rey, como para el propio rey cuando procurara guiar a la nación de acuerdo con las leyes de Dios.

17.16, 17 Los reyes de Israel no hicieron caso de esta advertencia y su conducta los llevó a su caída. El rey Salomón lo tenía todo para sí, pero cuando se volvió rico, cuando levantó un gran ejército y cuando se casó con muchas esposas, su corazón le dio la espalda a Dios. Por el pecado de Salomón sobrevinieron la desobediencia, la división y el cautiverio de Israel.

17.18-20 El rey tenía que ser un hombre apegado a la Palabra de Dios. Tenía que (1) hacer una copia de la ley para su uso personal, (2) mantenerla a la mano todo el tiempo, (3) leerla todos los días y (4) obedecerla completamente. Por medio de este proceso aprendería el respeto a Dios, evitaría sentirse más importante que los demás y prevendría un rechazo a Dios una vez que estuviera en tiempos de prosperidad. No podemos saber lo que Dios quiere a menos que leamos su Palabra, y su Palabra no impactará nuestras vidas a menos que la leamos y reflexionemos en ella con regularidad. Actualmente, con la gran disponibilidad de Escrituras, no es difícil tener acceso a la fuente de la sabiduría del rey. Lo que sí representa un reto es seguir lo que Dios demandó del rey.


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