domingo, 5 de diciembre de 2021

EFESIOS 5

  • Andad como hijos de luz
  • Someteos los unos a los otros





5.1, 2 Así como los hijos imitan a sus padres, también debiéramos imitar a Cristo. Su gran amor lo condujo a sacrificarse por nosotros de manera que pudiéramos vivir. Nuestro amor por otros debiera ser de la misma clase, un amor que va más allá del afecto, a un servicio de auto sacrificio.

5.4 Las obscenidades o las vulgaridades son tan comunes que empezamos a aceptarlas. La advertencia de Pablo, sin embargo, indica que el vocabulario perverso no será parte del diálogo cristiano porque no refleja la presencia de Dios en nosotros. ¿Cómo podemos alabar a Dios y recordarle a los demás sus bondades cuando nos dedicamos a hablar en forma liviana?

5.5-7 Pablo no prohibe el contacto con los inconversos. Jesús enseñó a sus seguidores a ser amigo de pecadores para conducirlos a El (Luk 5:30-32). Más bien Pablo se refiere a pasar por alto o adoptar la forma de vida de quienes se amparan en excusas para conductas negativas y trasmitirlas a otros mientras están en la iglesia o fuera de ella. Ese tipo de personas pueden contaminar con rapidez la iglesia y poner en peligro su unidad y propósito. Debemos ser amigos de los incrédulos si vamos a guiarlos a Cristo, pero debemos actuar con cautela con los viciosos, inmorales o los que se oponen a todo lo que el cristianismo postula. Esa clase de personas tienden más a influir en nosotros con lo malo que lo que podamos hacer para influir en ellos con lo bueno.

5.8 Como hijos de luz sus acciones debieran reflejar su fe. Debiéramos llevar vidas morales de modo que reflejemos la bondad de Dios en favor de otros. Esto es lo que destacó Jesús en el Sermón del Monte (Mateo 52Ki 15:16).

5.10-14 Es importante evitar "las obras infructuosas de las tinieblas" (todo placer o actividad que derive en pecado), pero debemos ir un poco más allá. Pablo nos instruye a reprenderlos y denunciarlos ya que a menudo nuestro silencio puede interpretarse como aprobación. Dios necesita personas que defiendan lo bueno. Dondequiera que esté, hable con amabilidad de lo que es bueno y verdadero.

5.14 Esta no es una referencia directa de las Escrituras, sino que quizás se tomó de un himno muy conocido por los efesios. Tal parece que el himno se basa en Isa 26:19; Isa 51:17; Isa 52:1; Isa 60:1 y Mal 4:2. Pablo apela a los efesios a que despierten y se den cuenta de la condición peligrosa en la que algunos duermen.

5.15, 16 Al decir "los días son malos", Pablo comunica su sentido de urgencia debido a lo sutil que es lo malo. Necesitamos el mismo sentido de urgencia porque también nuestros días son difíciles. Debemos mantener nuestras normas en alto, actuar sabiamente y hacer lo bueno, tanto como nos sea posible.

5.18 Pablo contrasta la embriaguez con vino, lo que produce una "alegría" temporal, con estar llenos del Espíritu, lo que produce un gozo duradero. La embriaguez con vino se relaciona a la antigua manera de vivir y a los deseos egoístas. En Cristo tenemos un gozo mejor, más alto y perdurable para curar nuestra depresión, monotonía o tensión. Lo que importa no es la cantidad del Espíritu que tengamos, sino cuánto de nosotros tiene de Espíritu Santo. Debemos someternos cada día a su dirección y sumergirnos en su poder.

5.20 Cuando se halla decaído es muy difícil dar gracias. Anímese, Dios obra siempre para bien si le amamos y encajamos en sus planes (Rom 8:28). Gracias a Dios, no por sus problemas, sino por la firmeza que se edifica en usted mediante las experiencias difíciles que le tocan enfrentar. Puede estar seguro de que el amor perfecto de Dios lo ayudará.

5.21, 22 A menudo, la palabra sumisión se usa mal. No significa convertirse en un una persona de poco carácter. Cristo, ante quien se doblará "toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra" (Phi 2:10), sometió su voluntad al Padre y honramos a Cristo al seguir su ejemplo. Cuando nos sometemos a Dios, tenemos buena disposición de obedecer sus mandamientos relacionados con someternos a otros, o sea, subordinar nuestros derechos a los de ellos. En una relación conyugal, ambos esposos tienen el llamado a someterse. Para la esposa, esto significa sujetarse voluntariamente al liderazgo de su esposo en Cristo. Para el esposo significa echar a un lado sus intereses a fin de cuidar a su esposa. La sumisión rara vez es un problema en hogares en los que los esposos mantienen una sólida relación con Cristo y en el que cada uno está interesado en la felicidad del otro.

5.22-24 En los tiempos de Pablo, la mayoría de las mujeres, hijos y esclavos permanecían sumisos a la cabeza de la familia, los esclavos hasta la obtención de su libertad, los hijos varones hasta que crecían y las mujeres toda su vida. Pablo enfatiza la igualdad de los creyentes en Cristo (Gal 3:28), pero no sugiere rebelarse contra la sociedad romana para lograrlo. En cambio, aconseja someterse unos a otros por elección: las esposas a los esposos y también los esposos a las esposas; los esclavos a los amos y también los amos a los esclavos, los hijos a los padres y también los padres a los hijos. Este tipo de mutua sumisión preserva el orden y la armonía en la familia, mientras incrementa el amor y el respeto entre los que la integran.

5.22-24 Aunque algunos distorsionaron las enseñanzas de Pablo relacionadas con la sumisión, dando poder sin límites a los esposos, no podemos dar rodeos aquí; Pablo dice a las esposas que deben someterse a sus esposos. El hecho de que una enseñanza no sea popular no es una razón para descartarla. De acuerdo a la Biblia, el hombre es la cabeza espiritual de la familia y su esposa lo acompaña en el liderazgo. Pero el verdadero liderazgo espiritual es servicio. Así como Cristo sirvió a sus discípulos, aun al punto de lavar los pies de ellos, también el esposo debe servir a su esposa. Un esposo sabio que honra a Cristo no sacará ventaja de su papel, y una esposa sabia que honra a Cristo no procurará menospreciar el liderazgo de su esposo. Si esto se toma en cuenta, se evitará la desunión y la fricción en el matrimonio.

5.22-28 ¿Por qué Pablo dice a las esposas que se sometan y a los esposos que amen? Quizás porque las mujeres cristianas, nuevas en Cristo, hallaban que la sumisión era difícil; y los hombres cristianos, a la usanza romana, daban poder sin límites a la cabeza de la familia, motivando que las esposas no se trataran con respeto y amor. Naturalmente, tanto esposos como esposas, debieran someterse (5.21) y amarse entre sí.

5.25ss Algunos cristianos piensan que la enseñanza de Pablo fue negativa en relación con el matrimonio debido al consejo que dio en 1Co 7:32-38. Estos versículos en Efesios, sin embargo, muestran una visión elevada del matrimonio. Aquí el matrimonio no es una necesidad práctica ni una cura para el deseo sexual, sino una figura de la relación entre Cristo y su Iglesia. ¿Por qué la aparente diferencia? El consejo de Pablo en 1 Corintios se señala debido a un estado de emergencia durante tiempos de persecución y crisis. El consejo de Pablo a los efesios es más el ideal bíblico para el matrimonio. El matrimonio, para Pablo, es una unión santa, un símbolo viviente, una preciosa relación que merece amor, atención autosacrificial.

5.25-30 Pablo reitera a los esposos que amen a sus esposas, lo que no hace al pedir a las esposas que se sometan a sus esposos. ¿Cómo debiera amar un hombre a su esposa? (1) Debiera estar dispuesto a sacrificar cualquier cosa por ella. (2) Debiera buscar su felicidad como asunto de primera importancia. (3) Debiera cuidarla como cuida su cuerpo. Ninguna esposa necesita temer someterse a un hombre que la trata así.

5.26, 27 La muerte de Cristo santifica y purifica la Iglesia. El nos limpia de la vieja manera de vivir del pecado y nos aparta para un servicio santo especial (Heb 10:29; Heb 13:12). Cristo limpia la iglesia por el "lavamiento" del bautismo. A través del bautismo nos preparamos para formar parte de la iglesia, así como las novias del Cercano Oriente antiguo se preparaban para el matrimonio con un baño ceremonial. Es la Palabra de Dios la que nos limpia (Joh 17:17; Tit 3:5).

5.31-33 La unión de esposa y esposo combina dos personas de tal manera que lo insignificante no puede afectar a uno sin que también afecte al otro. La unidad en el matrimonio no significa pérdida de personalidad en la personalidad del otro. En cambio, significa cuidar del cónyuge como se cuida uno mismo, incluye captar las necesidades del otro por anticipado, es ayudar a que la otra persona llegue a ser la totalidad de lo que pueda llegar a ser. La historia de la creación narra el plan de Dios, en el que los esposos debieran ser uno (Gen 2:24) y también Jesús se refiere a este plan (Mat 19:4-6).


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