lunes, 15 de noviembre de 2021

ROMANOS 3

  • No hay justo
  • La justicia es por medio de la fe









3.1ss En este capítulo Pablo afirma todos somos culpables ante Dios. Pablo desmantela la excusa común de la gente que no quiere reconocerse pecadora: (1) "Dios no existe" o "Sigo mi conciencia"; 1.18-32; (2) "No le hago mal a nadie"; 2.1-16; (3) "Soy miembro de una iglesia" o "Soy una persona religiosa"; 2.17-29. Nadie está exento del juicio de Dios por el pecado. Cada persona debe aceptar que es pecadora y por lo tanto culpable ante Dios. Solo así puede comprenderse y aceptarse ese regalo maravilloso de Dios que es la salvación.

3.1ss ¡Qué descripción más deprimente hace Pablo! Todos, gentiles paganos, gente humanitaria o religiosa, estamos condenados por nuestras acciones. La Ley, que el Señor dio para mostrar el camino a la vida, saca a la luz nuestras obras malignas. ¿Hay alguna esperanza? Sí, dice Pablo. La Ley nos condena, esto es cierto, pero la Ley no es la base de nuestra esperanza. Dios mismo lo es. El en su justicia y amor maravilloso nos brinda vida eterna. Recibimos salvación no a través de la Ley, sino mediante la fe en Jesucristo. No podemos ganarla, pero debemos aceptarla como un regalo de nuestro amoroso Padre celestial.

3.2 La nación judía recibió muchos beneficios. (1) Se le confió las leyes de Dios ("la palabra de Dios", Exodo 19-20; Deu 4:8). (2) Fue la nación a través de la cual el Mesías vino la tierra (Isa 11:1-10; Mat 1:1-17). (3) Fue beneficiaria de los pactos con Dios mismo (Gen 17:1-16; Exo 19:3-6). Estos privilegios no la hicieron mejor que las demás (véase 3.9). Pero debido a estos, los judíos tuvieron siempre una mayor responsabilidad en cuanto al cumplimiento de los requisitos de Dios.

3.5-8 Algunos quizás piensen que el pecado no es preocupante porque: (1) Dios está para perdonar; (2) Dios es amor y no castiga; (3) el pecado no es tan malo, nos enseña lecciones valiosas, o (4) debemos mantenernos dentro de la cultura que nos rodea. Es cierto que la gracia de Dios es inmensa, pero Dios no puede pasar por alto el pecado. Los pecadores, sin importar las excusas que expongan, tendrán que responder ante Dios por sus pecados.

3.10-12 Pablo hace referencia al Psa 14:1-3. "No hay justo" significa "nadie es inocente". Cada persona es valiosa ante los ojos de Dios porque El nos ha creado a su imagen y nos ama, pero no hay un solo justo (o sea, no hay persona que se haya ganado el estar a bien con Dios). A pesar de ser valiosos, hemos caído en pecado. Pero Dios, a través de Jesús su Hijo, nos ha redimido y nos ofrece perdón si nos volvemos a El en fe.

3.10-18 Pablo usa estas referencias del Antiguo Testamento para mostrar que la humanidad en general, en su actual condición pecadora, es inaceptable ante Dios. ¿Ha dicho alguna vez: "No soy tan malo. Soy buena persona"? Medite estos versículos y vea si se ajustan a usted. ¿Ha mentido alguna vez? ¿Ha herido los sentimientos de alguien a través de sus palabras o el tono de su voz? ¿Es rudo con alguien? ¿Se enfurece con sus más duros contrarios? En pensamientos, palabra y obra, como cualquier persona en este mundo, tiene culpa delante de Dios. Debemos recordar lo que somos ante El: pecadores alejados. No niegue que es pecador. Más bien permita que su gran necesidad lo guíe a Cristo.

3.19 ¿Cuál fue su reacción la última vez que alguien le acusó de hacer algo indebido? ¿Negar, discutir y defenderse? La Biblia nos dice que el mundo permanece con la boca cerrada y bajo el juicio de Dios poderoso. No cuenta con excusas ni argumentos. ¿Ha llegado usted al punto con Dios en el que está dispuesto a dejar de defenderse y esperar la decisión divina? Si no es así, deténgase y reconozca su pecado delante de El. Si lo ha hecho, ¡los siguientes versículos son buenísimas noticias para usted!

3.20, 31 En estos versículos vemos dos propósitos en la Ley de Dios. Primero, nos muestra dónde pecamos. La ley nos enseña que somos pecadores desvalidos y debemos acudir a Jesucristo en busca de misericordia. Segundo, el código moral revelado en la ley nos puede guiar en nuestra forma de vivir sosteniendo ante nosotros las normas morales de Dios. No ganamos la salvación cumpliendo la Ley (nadie, excepto Cristo, cumplió o pudo cumplir la Ley a la perfección), sino que agradamos a Dios cuando nuestras vidas se someten a su voluntad revelada.

3.21-29 Después de estas malas nuevas sobre nuestra pecaminosidad y la condenación de Dios, Pablo nos da buenas nuevas. Hay una manera de declararnos inocentes: Cristo nos limpia de pecados si confiamos en El. Confiar significa tener la seguridad de que Cristo perdona nuestros pecados, nos hace justos delante de Dios y nos da el poder para vivir como El quiere que lo hagamos. Esta es la solución de Dios y está al alcance de todos a pesar de nuestros antecedentes o conducta pasada.

3.23 Algunos pecados parecen ser mucho más grandes que otros porque sus consecuencias son mayores. El homicidio, por ejemplo, nos parece que es peor que el odio, y el adulterio al parecer es peor que la lujuria. Pero esto no significa que nos merecemos la vida eterna porque nuestros pecados son de menor envergadura. Cualquier pecado nos convierte en pecadores y nos aparta de nuestro Dios santo. Cualquier pecado, por lo tanto, conduce a la muerte (porque nos incapacita para vivir con Dios) por grande o pequeño que el pecado parezca. No minimice los pecados "pequeños" ni valore con exceso los "grandes". Todos nos separan de Dios, pero también todos pueden ser perdonados.

3.24 Justificados significa declarados no culpables. Cuando en la corte el juez declara inocente al acusado, se eliminan todos los cargos del acta. Legalmente, es como si la persona jamás hubiera sido acusada. Cuando Dios perdona nuestros pecados, limpia nuestros antecedentes penales. Desde su perspectiva es como si nunca hubiéramos pecado.

3.24 Redención se refiere a que Cristo libra a los pecadores de la esclavitud del pecado. En los tiempos del Antiguo Testamento, a una persona con deudas podían venderla como esclava. Luego el pariente más cercano podía redimirla comprando su libertad. Cristo compró nuestra libertad. El precio fue su vida.

3.25 Cristo es nuestro sacrificio expiatorio. En otras palabras, El murió en nuestro lugar por nuestros pecados. El enojo de Dios con los pecadores es legítimo. Se rebelaron contra El, se apartaron de su poder regenerador. Pero Dios declara que la muerte de Cristo es el sacrificio designado y apropiado para nuestros pecados. Cristo, pues, ocupó nuestro lugar, pagó la pena de muerte por nuestros pecados y satisfizo a plenitud las demandas de Dios. Su sacrificio otorga perdón, remisión y libertad.

3.25 ¿Qué pasó con los que vivían antes que Cristo viniera y muriera por el pecado? Si Dios los condenó, ¿fue injusto? Si los salvó, ¿fue el sacrificio de Cristo innecesario? Pablo muestra que Dios perdonó todo pecado humano en la cruz de Jesús. Los creyentes del Antiguo Testamento por fe miraban a la futura venida de Cristo y se salvaban aun sin saber el nombre de Jesús ni los detalles de su vida terrenal. Usted ya sabe que Dios amó de tal manera al mundo que dio a su propio Hijo (Joh 3:16). ¿Ha puesto su confianza en El?

3.27, 28 La mayoría de las religiones prescriben ciertos deberes que deben cumplir quienes desean que Dios los acepte. El cristianismo es único al enseñar que las buenas obras no nos justifican ante Dios. No hay logro humano ni progreso en el desarrollo personal que cierre la brecha que existe entre la perfección moral de Dios y nuestra imperfecta conducta diaria. Las buenas obras son importantes, pero no compran la vida eterna. Somos salvos solo por confiar en lo que Dios ha hecho por nosotros (véase Eph 2:8-10).

3.28 ¿Por qué Dios nos salva solo por fe? (1) La fe elimina el orgullo del esfuerzo humano, porque la fe no es algo que hacemos. (2) La fe exalta lo que Dios ha hecho, no lo que la gente hace. (3) La fe reconoce que no podemos cumplir con la Ley ni medir las normas de Dios, y que necesitamos ayuda. (4) La fe se basa en nuestra relación con Dios, no en lo que hagamos por Dios.

3.31 Hubo algunos malos entendidos entre judíos y gentiles cristianos en Roma. Preocupados, algunos cristianos judíos preguntaron a Pablo: "¿Desechará la fe todo lo que el judaísmo defendió?" "¿Cancela las Escrituras, pone fin a nuestras costumbres, declara que Dios ya no obra a través de nosotros?" (Esta es en esencia la pregunta con que se inicia el capítulo 3.) "¡En ninguna manera!", dice Pablo. Cuando entendemos el camino de salvación mediante la fe, comprendemos mejor la religión judía. Sabemos por qué Dios escogió a Abraham, por qué dio la Ley Mosaica, por qué fue paciente con Israel durante siglos. La fe no desecha el Antiguo Testamento. Más bien, hace más comprensible el trato de Dios con los judíos. En el capítulo 4, Pablo abundará en este tema. (Si desea más información, véanse también 5.20, 21; 8.3, 4; 13.9, 10; Gal 3:24-29 y 1Ti 1:8).


LA AUTOPISTA DE LA SALVACION
Rom 3:23 :  Todos han pecado.
Rom 6:23 :  La paga del pecado es muerte.
Rom 5:8 :  Jesucristo murió por el pecado.
Rom 10:8-10 :  Para que nuestros pecados sean perdonados debemos creer y confesar que Jesús es el Señor. La salvación se recibe a través de Jesucristo.


CONCEPTOS TRASCENDENTALES EN ROMANOS

ELECCION Rom 9:10-13
La elección de Dios de un individuo o grupo para un propósito o destino específico.

JUSTIFICACION Rom 4:25; Rom 5:18
El acto de Dios por el que se nos declara "sin culpa" de nuestros pecados.

PROPICIACION Rom 3:25
La absolución del castigo de Dios por el pecado, gracias al sacrificio perfecto de Jesucristo.

REDENCION Rom 3:24; Rom 8:23
Jesucristo pagó el precio y ahora somos libres. La paga del pecado es muerte, Jesús pagó la deuda.

SANTIFICACION Rom 6:22; Rom 15:16
Ser cada vez más semejantes a Cristo mediante la obra del Espíritu Santo.

GLORIFICACION Rom 8:18-19, Rom 8:30
Estado final del creyente que será semejante a Cristo después de la muerte (1Jo 3:2).








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