sábado, 28 de agosto de 2021

El castigo de Sion consumado Lamentaciones 4

 



4.1ss Este capítulo contrasta la situación anterior al sitio de Jerusalén con la situación que lo precedió. Los sonidos y señales de prosperidad se fueron debido al pecado del pueblo. Este capítulo nos advierte a no suponer que cuando la vida va bien, siempre seguirá así. Debemos evitar gloriarnos en nuestra prosperidad para que no caer en bancarrota espiritual.

4.1-10 Cuando una ciudad estaba bajo sitio, la muralla de la ciudad, construida para dar protección, sellaba a la gente que estaba en su interior. No podían salir a los campos en busca de comida ni agua debido a que el enemigo estaba acampado alrededor de ella. Cuando los alimentos se terminaron en la ciudad, el pueblo observó que sus enemigos cosechaban y comían el producto de los campos. El sitio era una prueba de voluntad para ver quién resistía más. Jerusalén estuvo sitiada durante dos años. La vida se volvió tan difícil que el pueblo hasta se comía a sus hijos y los cadáveres los dejaban para que se pudrieran en las calles. Se perdió toda esperanza.

4.6 Sodoma, destruida por el fuego que bajó del cielo debido a la maldad (Génesis 18.20-19.29), llegó a ser un símbolo del juicio final de Dios. ¡Aun así el pecado de Jerusalén fue mucho mayor que el de Sodoma!

4.13-15 Estar contaminado o inmundo significaba no ser digno de entrar al templo ni adorar a Dios. Los sacerdotes y profetas debían haber sido los más cuidadosos en mantener la pureza ceremonial para así continuar llevando a cabo sus deberes ante Dios. Sin embargo, muchos sacerdotes y profetas hicieron el mal y se contaminaron. Como líderes de la nación, su ejemplo llevó al pueblo al pecado y provocó la caída final de la nación y de Jerusalén, su ciudad capital.

4.17 Judá pidió ayuda a Egipto para pelear en contra del ejército babilónico. Egipto dio falsas esperanzas a Judá, comenzaron a ayudar, pero luego se retiraron (Jer 37:5-7). Jeremías advirtió a Judá que no se aliara a Egipto. Dijo a los líderes que confiaran en Dios, pero se negaron a escucharlo.

4.20 Sedequías, a pesar de ser llamado "el ungido de Jehová", tuvo poca profundidad espiritual y poco poder de liderazgo. En vez de depositar su fe en Dios y escuchar a Jeremías, el verdadero profeta de Dios, escuchó a los falsos profetas. Para empeorar la situación el pueblo decidió seguir y confiar en su rey (2Ch 36:11-23). Eligieron el camino de la confianza y complacencia falsas al querer sentirse seguros en vez de seguir las instrucciones que Dios le daba a su pueblo a través de Jeremías. Pero al objeto de su confianza, el rey Sedequías, lo capturaron.

4.21, 22 Edom era el archienemigo de Judá, aun cuando tenían un antepasado común, Isaac (véanse Gen 25:19-26; Gen 36:1). Edom ayudó activamente a Babilonia en el sitio de Jerusalén. Como recompensa, Nabucodonosor dio a Edom las tierras de las afueras de Judá. Jeremías dijo que Edom sería juzgado por su traición en contra de sus hermanos. (Véanse también Jer 49:7-22; Eze 25:12-14; Amo 9:12; Oba 1:1-21)








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