- Liberación futura de Jerusalén
12.1-14 Este capítulo ilustra el sitio final en contra del pueblo de Jerusalén.
12.3, 4 Este versículo habla de una gran batalla futura en contra de Jerusalén. Algunos dicen que es el Armagedón, la última gran batalla en la tierra. Los que van en contra del pueblo de Dios no prevalecerán para siempre. Algún día se abolirá de una vez y para siempre el mal, el sufrimiento y la opresión.
12.7 Así como el agua corre colina abajo, la influencia de una ciudad por lo general corre hacia sus alrededores. Pero esta vez, el resto de Judá tendría prioridad sobre Jerusalén para que así el pueblo de Jerusalén no se ensoberbeciera. No piense que debe testificar primero a la gente "importante" (atletas profesionales, estrellas de cine y altos funcionarios o empresarios), Cristo vino para buscar y salvar a los perdidos, incluso a los pobres. Debemos tener cuidado de evitar la soberbia espiritual o quizás nosotros, al igual que Jerusalén, seremos los últimos en saber lo que Dios está haciendo.
12.10 El Espíritu Santo se derramó en Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección de Cristo (véase Hechos 2). Zacarías llama al Espíritu Santo, "Espíritu de gracia y de oración". Es este Espíritu el que hace que nos demos cuenta de nuestro pecado, el que nos revela la santidad y el juicio de Dios y el que nos ayuda cuando oramos (véase Rom 8:26).
12.10-14 Al final, toda la gente se dará cuenta de que Jesús, el hombre al que traspasaron y murió, era en verdad el Mesías. Habrá un despertar y un avivamiento. El Mesías crucificado se revelará claramente (Phi 2:10; Rev 5:13).
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