domingo, 22 de mayo de 2022

ISAIAS 10

  • Asiria, instrumento de Dios


ISAIAS 10





10.1 Dios juzgará a los jueces corruptos y a los que dictan leyes injustas. Los que oprimen a otros serán oprimidos. No basta con vivir en una tierra fundada en la justicia, cada individuo debe tratar con justicia al pobre y al indefenso. No delegue su responsabilidad a su nación ni a su iglesia. Usted es responsable de sus actos ante Dios.

10.7 A pesar de que Asiria no sabía que era parte del plan de Dios, El la usó para juzgar a su pueblo. Dios lleva a cabo sus planes en la historia a pesar de la gente o de las naciones que lo rechazan. ¡No solo estableció el mundo y lo dejó que se las arreglara por su cuenta! Debido a que nuestro Dios todopoderoso y soberano sigue hoy con el dominio de todo, nos sentimos seguros incluso en un mundo tan cambiante.

10.9 Calno, Carquemis, Hamat, Arfad, Samaria y Damasco fueron ciudades que Asiria conquistó. Con la seguridad de grandes victorias que ensancharían su imperio, el rey de Asiria dio su arrogante discurso. Ya Asiria había conquistado varias ciudades y pensó que derrotarían a Judá al igual que las demás. Muy poco sabía el rey que estaba bajo la mano poderosa de Dios.

10.10 Samaria y Jerusalén tenían tantos ídolos que eran impotentes ante la máquina militar asiria. Solo el Dios del universo podía derrotar a Asiria, pero no sin antes usar a los asirios para sus propósitos.

10.12 Pronto se cumplió la profecía sobre el juicio de los asirios. En el año 710 a.C., el ángel de Jehová mató a ciento ochenta y cinco mil soldados asirios (37.36, 37). Más tarde, el Imperio Asirio cayó ante Babilonia para nunca volverse a levantar como potencia mundial.

10.12 Los asirios fueron soberbios. Pensaron que todo lo lograron gracias a su poder. Los logros pueden distorsionar nuestra perspectiva si no reconocemos que Dios es el que cumple sus propósitos a través de nosotros. Cuando pensamos que somos lo bastante fuertes para hacer cualquier cosa, estamos condenados al fracaso ya que la soberbia nos ha cegado a la realidad de que Dios tiene el control supremo.

10.15 Ningún instrumento ni herramienta lleva a cabo su propósito sin una gran fuerza. Los asirios fueron instrumentos en las manos de Dios, pero fracasaron en reconocerlo. Cuando una herramienta se envanece por tener más poder que el que la usa, está en peligro de ser desechada. Solo somos útiles en el grado que permitamos que Dios nos utilice.

10.17 La caída de Asiria aconteció en 612 a.C. con la destrucción de Nínive, la ciudad capital. Asiria fue el instrumento que Dios usó para castigar a Israel, pero también la juzgaría por su maldad. Nadie escapa al castigo de Dios por el pecado, ni siquiera la nación más poderosa (Salmo 2).

10.20, 21 Luego que el ejército de Asiria fue destruido, un grupo pequeño del pueblo de Dios dejaría de depender de Asiria y comenzaría a confiar en Dios. Este remanente sería solo una fracción de la población anterior de Israel: véase Ezr 2:64-65 para el pequeño número que regresó a Judá (véase también 11.10-16).

10.20, 21 A los que permanecieron fieles a Dios a pesar de los horrores de la invasión se les llama el remanente. La clave para ser parte del remanente era la fe. No basta con ser un descendiente de Abraham, vivir en la tierra prometida y confiar en Dios en su tiempo. ¿Confía usted en su herencia cristiana, en los rituales de adoración o en experiencias pasadas para estar a bien con Dios? La clave de estar separado para Dios es la fe en El.

10.28-34 El orden en que se nombraron estas ciudades nos da una idea aproximada de la ruta que tomarían los asirios en su invasión contra Judá en 701 a.C. Partirían de Ajat (tal vez Hai) en la frontera norte con Nob (a solo 3 km de Jerusalén).


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