miércoles, 9 de marzo de 2022

JOSUE 13

  • Tierra aún sin conquistar


JOSUE 13





13-19 Los siguientes capítulos describen la manera en que se repartió la tierra prometida entre las doce tribus. Primero, la tribu de Leví no debía recibir ninguna tierra porque debían dedicar todas sus energías a servir a la gente, no a sus propios intereses (13.14; 21). Segundo, las tribus de Rubén y Gad y la media tribu de Manasés ya habían recibido tierras al este del Jordán, que Moisés les había dado (Números 32). Tercero, las tribus de Judá y José (Efraín y la otra media tribu de Manasés) recibieron tierras que su ancestro Jacob les había prometido cuatrocientos cincuenta años antes (Gen 48:22; 
Josué 15-17). Las demás tribus se repartieron las tierras restantes echando suertes (capítulo 18).
Por medio de la bendición original de Jacob a sus hijos (Génesis 49) y las bendiciones de Moisés a las doce tribus (Deuteronomio 33) ya se conocía la clase de territorio que cada tribu recibiría. Las dos bendiciones fueron proféticas porque, aunque Josué echó suertes para determinar las tierras que recibirían las tribus restantes, todo salió como Jacob y Moisés lo habían profetizado.

13.1 Josué estaba envejeciendo. Tenía entre ochenta y cinco y cien años de edad en ese momento. Pero Dios, todavía tenía trabajo para él. Nuestra cultura muchas veces glorifica a los jóvenes y fuertes, y deja de lado a los ancianos. Sin embargo, la gente mayor está llena de la sabiduría que resulta de la experiencia. Son muy capaces de servir si se les da la oportunidad y se les debe animar a hacerlo. No se les permite a los creyentes jubilarse del servicio de Dios. Y los que han pasado la edad de jubilación no deben suponer que el simple hecho de ser mayores los descalifica o excusa de servir en la obra de Dios.

13.7 Gran parte de la tierra quedó sin conquistar en ese momento, pero el plan de Dios fue seguir adelante e incluir esa tierra en la distribución entre las tribus. El deseo de Dios era que con el tiempo los israelitas la conquistaran. Dios conoce el futuro y, al mismo tiempo que nos va guiando, ya sabe de las victorias que nos esperan en el futuro. Pero así como los israelitas aún les quedaban batallas por pelear, nosotros debemos enfrentar los problemas y librar las batallas de nuestra tierra no conquistada. ¿Cuáles son nuestras tierras no conquistadas hoy? Pueden ser territorios misioneros en el extranjero, la traducción de la Biblia en nuevos idiomas, nuevas regiones misioneras a nuestro propio alrededor, grupos de interés o instituciones que necesitan una obra redentora, problemas sociales o éticos que hay que enfrentar, pecados no confesados, o talentos y recursos no desarrollados. ¿Cuál es el territorio que Dios le ha dado para conquistar? Ese territorio es nuestra "tierra prometida". Nuestra herencia será un nuevo cielo y una nueva tierra (Rev 21:1), si nosotros, como Israel, cumplimos la misión que Dios nos ha encomendado.
13.13 Los israelitas se encontraron con tantos problemas porque no cumplieron de manera completa el mandato de conquistar la tierra y echar fuera todos sus habitantes. La presencia cancerosa de los pueblos restantes de Canaán causaron un sinfín de dificultades a los israelitas, según narra el libro de Jueces. Así como ellos no eliminaron totalmente el pecado de en medio de la tierra, los creyentes muchas veces no acaban de eliminar el pecado de sus vidas, con resultados igualmente desastrosos. A modo de prueba para usted mismo, reléase los Diez Mandamientos de Exo 20:1-17 y pregúntese: ¿Soy tolerante con prácticas o pensamientos pecaminosos? ¿He aceptado la mitad de la medida como suficiente? ¿Condeno la falta de los demás, pero condono las mías?

13.15-23 Muchas veces hay una relación interesante entre la tierra que recibe una tribu y el carácter del fundador de la tribu. Por ejemplo, a causa del carácter piadoso de José (Gen 49:22-26), las tribus que fueron descendientes de él, Efraín y Manasés, recibieron las tierras más ricas y fértiles de toda Canaán. Judá, que se ofreció a sí mismo a cambio de la seguridad de la vida de su hermano Benjamín (Gen 44:18-34), recibió la porción más grande, la cual con el tiempo se convirtió en el reino del sur y la sede de la dinastía del rey David. Rubén, que tuvo relaciones con una de las esposas de su padre (Gen 49:4), recibió una tierra desértica, la región que se describe aquí.

13.29 La tribu de Manasés se dividió en dos medias tribus. Esto ocurrió cuando muchas personas de la tribu desearon establecerse al este del Jordán, en una región que convenía de manera especial a su ganado (Num 32:33). El resto de la tribu prefirió quedarse al oeste del Jordán, en la tierra de Canaán.

13.33 Los levitas se dedicaban a servir a Dios. Necesitaban más tiempo y movilidad de lo que podía disponer un propietario de tierras. Haberles dado tierras hubiera significado cargarles de responsabilidades y lealtades que hubieran impedido su servicio a Dios. En vez de eso, Dios arregló las cosas para que las demás tribus suplieran las necesidades de los levitas por medio de donaciones. (Véase Num 35:2-4 para saber cómo los levitas debían recibir ciudades dentro del territorio de todas las tribus.)

 LA TIERRA QUE AUN QUEDABA POR CONQUISTAR :   Canaán ahora estaba controlada por los israelitas, aunque mucha tierra y varias ciudades aún quedaban por conquistar. Josué le dijo al ueblo que incluyeran tanto las tierras conquistadas como las no conquistadas en las heredades (Num 13:7). Estaba seguro que la gente terminaría la conquista como Dios lo había mandado.


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