jueves, 24 de marzo de 2022

1SAMUEL 8

  • Israel pide rey


1SAMUEL 8





8.1-3 Siendo ya anciano, Samuel designó a sus hijos para ser jueces sobre Israel en su lugar, pero resultaron ser corruptos, muy parecidos a los hijos de Elí (2.12). No sabemos por qué los hijos de Samuel tomaron el camino malo, pero sí sabemos que a Elí se le responsabilizó por la corrupción de sus propios hijos (2.29-34).
Es imposible saber si Samuel fue un mal padre. Sus hijos eran lo suficientemente grandes como para arreglárselas por sí mismos. Debemos tener cuidado de no culparnos por los pecados de nuestros hijos. Por otro lado, la paternidad es una responsabilidad tremenda y nada es más importante que moldear y forjar las vidas de nuestros hijos.
Si sus hijos ya grandes no están siguiendo el camino de Dios, dése cuenta de que ya no puede controlarlos más. No se culpe a sí mismo por lo que ya no es su responsabilidad. Pero si sus hijos todavía están bajo su cuidado, sepa que lo que usted haga o enseñe tendrá un profundo efecto en ellos que durará el resto de sus vidas.

8.4-9 Israel quería un rey por varias razones: (1) los hijos de Samuel no eran los adecuados para guiar a Israel. (2) Las doce tribus de Israel continuamente tenían problemas al trabajar juntas porque cada una de ellas tenía su propio líder y territorio. Se esperaba que un rey uniría las tribus en una nación y en un ejército. (3) El pueblo quería ser como las naciones vecinas. Esto es exactamente lo que Dios no quería. El tener un rey facilitaría que se olvidaran de que Dios era su verdadero líder. No estaba mal que Israel pidiera un rey. Dios había mencionado la posibilidad en Deu 17:14-20. Pero, en realidad el pueblo estaba rechazando a Dios como su líder. Los israelitas querían leyes, un ejército y un monarca humano en el lugar de Dios. Querían administrar la nación con los recursos humanos, aun cuando sólo la fuerza de Dios podía hacerlos florecer en la hostil tierra de Canaán.

8.5, 6 El pueblo clamó por un rey, pensando que un nuevo sistema de gobierno traería consigo un cambio en la nación. Pero ya que su problema básico era la desobediencia a Dios, sus otros problemas continuarían bajo la nueva administración. Lo que necesitaban era una fe unificada y no un gobierno unificado.
Si los israelitas se hubieran sometido al liderazgo de Dios, habrían prosperado más allá de sus expectativas (Deu 28:1). Nuestra obediencia se debilita si pedimos a Dios que guíe a nuestra familia o vida personal, pero continuamos viviendo con los valores y normas del mundo. La fe en Dios debe tocar todas las áreas prácticas de nuestra vida.

8.19, 20 Samuel explicó cuidadosamente todas las consecuencias negativas de tener un rey, pero los israelitas se negaron a escuchar. Cuando usted tenga que tomar una decisión importante, evalúe cuidadosamente lo positivo y lo negativo, considerando a todos los que pueden resultar afectados por su decisión. Cuando con vehemencia desea algo, es difícil ver los problemas que pueden surgir. Pero no descarte lo negativo. A menos que tenga un plan para manejar cada uno de ellos, más tarde le darán muchos problemas.

8.19, 20 Israel fue llamada para ser una nación santa, separada y única entre todas las demás (Lev 20:26). Los motivos que tenían los israelitas al pedir un rey era ser iguales a las naciones que los rodeaban. Esto estaba totalmente en oposición con el plan original de Dios. No era malo su deseo de tener un rey, sino que lo malo eran las razones por las que lo querían.
A menudo permitimos que los valores y acciones de otros determinen nuestras actitudes y comportamiento. ¿Ha tomado alguna vez una decisión equivocada debido a que quería parecerse a alguien? Tenga cuidado de que los valores de sus amigos o "héroes" no lo desvíen de lo que Dios dice que es correcto. Cuando el pueblo de Dios quiere ser como los incrédulos, se está encaminando hacia una decadencia espiritual.


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