martes, 22 de marzo de 2022

1SAMUEL 2

  • Cántico de Ana
  • El pecado de los hijos de Elí


1SAMUEL 2





2.1-10 Ana alabó a Dios por la respuesta a su oración por un hijo. El tema de su oración poética fue su confianza en la soberanía de Dios y su agradecimiento por sus bendiciones. María, la madre de Jesús, utilizó la oración de Ana como modelo de su propia canción de alabanza llamada Magnificat (Lucas 12Ki 46:55). Como Ana y María, debemos confiar en que Dios tiene el control último sobre los hechos de nuestras vidas, y debemos estar agradecidos por la manera en que nos ha bendecido. Al alabarlo por todas las cosas buenas, estamos reconociendo su control definitivo sobre todos los asuntos de la vida.

2.2 Ana alaba a Dios por ser una Roca firme, fuerte e inmutable. En nuestro agitado mundo, los amigos van y vienen y las circunstancias cambian. Es difícil encontrar una base sólida que no cambie. Aquellos que dedican sus vidas a lograr causas o posesiones tengan la seguridad que son cosas finitas y transitorias. Las posesiones por las que trabajamos tan duro perecerán. Pero, Dios siempre está presente. Espere en El. El nunca falla.

2.3 Por la forma en que Ana dice estas palabras, no hay duda que se refiere a la arrogancia y los regaños de Penina. Sin embargo, Ana no tenía que pagarle con la misma moneda, ya que ella sabía que Dios lo sabe todo, y que juzgará todo pecado y orgullo. Sabiamente, Ana dejó a Dios el juicio. Resista la tentación de hacer justicia por su propia mano. Dios juzgará sus obras, así como las de aquellos que le han hecho mal.

2.10 Vivir en un mundo donde la amenaza de un holocausto nuclear siempre está presente y donde el mal abunda puede hacernos olvidar que Dios es soberano sobre todas las cosas. Ana vio a Dios (1) sólido como una roca (2.2); (2) como uno que ve lo que hacemos (2.3); (3) soberano sobre todos los asuntos de la gente (2.4-8); y (4) el juez supremo que administra justicia perfecta (2.10). Recuerde que el control soberano de Dios nos ayuda a poner en perspectiva los hechos del mundo y las circunstancias personales.

2.11 Samuel "ministraba a Jehová delante del sacerdote Elí". En otras palabras, Samuel era el ayudante o asistente de Elí. En ese rol, las responsabilidades de Samuel debieron haber incluido abrir todas las mañanas las puertas del tabernáculo (3.15) y limpiar el mobiliario y barrer los pisos. Cuando creció, Samuel debió haber ayudado a Elí a ofrecer los sacrificios. El hecho de que usara un efod de lino (una vestidura usada por los sacerdotes) significa que era un aprendiz de sacerdote (2.18). Debido a que Samuel era el ayudante de Elí, también era ayudante de Dios. Cuando uno sirve a otros, incluso en tareas ordinarias, está sirviendo a Dios. Ya que en última instancia servimos a Dios, todo trabajo tiene su dignidad.

 ANA
La oración de Ana nos muestra que todo lo que tenemos y recibimos es un préstamo de Dios. Ana pudo haber tenido muchas razones para ser una madre posesiva. Pero cuando Dios contestó su oración, ella cumplió su promesa de dedicar a Samuel al servicio de El.
Ella descubrió que el gozo más grande en tener un hijo es regresárselo total y libremente a Dios. Ella entró en la maternidad preparada para hacer lo que todas las madres deberán hacer a la larga: dejar ir a sus hijos.
Cuando los niños nacen, son completamente dependientes de sus padres para todas sus necesidades básicas. Esto hace que algunos padres se olviden que esos mismos niños crecerán hacia la independencia dentro de unos pocos años. Estar consciente de las diferentes etapas de este saludable proceso fortalecerá en gran manera las relaciones familiares;este proceso ocasionará gran dolor. Gradualmente debemos dejar ir a nuestros hijos para poder permitirles que lleguen a ser adultos maduros e interdependientes.
Puntos fuertes y logros :
-- Madre de Samuel, el más grande juez de Israel
-- Ferviente creyente; eficaz en la oración
-- Dispuesta a cumplir un muy costoso compromiso
Debilidades y errores :
-- Luchó con su autoestima porque no podía tener hijos
Lecciones de su vida :
-- Dios escucha y contesta las oraciones
-- Nuestros hijos son regalos de Dios
-- Dios está preocupado por el oprimido y el afligido
Datos generales :
-- Dónde: Efraín
-- Ocupación: Ama de casa
-- Familiares: Esposo: Elcana. Hijo: Samuel. Más tarde, otros tres hijos y dos hijas
-- Contemporáneos: Elí, el sacerdote
Versículos clave :
"Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues,
lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová"
(1Sa 1:26-28).
Su historia se relata en 1 Samuel 1-2. 


2.12ss La ley estipulaba que todas las necesidades de los levitas fueran satisfechas por medio de los diezmos del pueblo (Num 18:20-24; Jos 13:14, Jos 13:33). Ya que los hijos de Elí eran sacerdotes, debían usar este medio para satisfacer sus necesidades. Pero los hijos de Elí se aprovecharon de su posición para satisfacer su lujuria de poder, de posesiones y de control. Su desprecio y arrogancia hacia el pueblo y el culto socavaron la integridad de todo el sacerdocio.
Elí sabía que sus hijos eran malos, pero hizo muy poco para corregirlos o detenerlos, incluso cuando la integridad del santuario de Dios se veía amenazada. Como sumo sacerdote, Elí debió haber ejecutado a sus hijos (Número 15.22-31). Como era de esperar, Elí no quiso enfrentar la situación. Al ignorar sus acciones egoístas, Elí permitió que sus hijos arruinaran sus vidas y las de muchos otros. Hay momentos en los que debemos enfrentar los problemas serios, aun cuando las consecuencias puedan ser dolorosas.

2.13, 14 Este tenedor era un utensilio usado en el tabernáculo para ofrecer los sacrificios. Hecho de bronce (Exo 27:3) usualmente tenía tres dientes para engarfiar la carne que sería ofrecida en el altar. Los hijos de Elí usaban el tenedor para sacar más carne del caldero de lo que debían.

2.13-17 ¿Qué era lo que estaban haciendo mal los hijos de Elí? Estaban tomando partes del sacrificio antes de que fueran ofrecidas a Dios en el altar. Además estaban comiendo carne antes de que se quemara la grosura. Esto era contra la ley de Dios (Lev 3:3-5). En efecto, los hijos de Elí estaban tratando con desprecio las ofrendas de Dios. Las ofrendas se ofrecían para expresar a Dios honor y respeto mientras se buscaba el perdón por los pecados, pero los hijos de Elí estaban pecando mientras hacían las ofrendas, demostrando a Dios una irreverencia descarada. Y como si esos pecados no fueran suficientes, se acostaban con las mujeres que servían allí (Lev 2:22).
Como los hijos de Elí, actualmente algunas personas tratan la fe que otros tienen en Dios y sus "ofrendas" con desprecio. Dios juzga severamente a aquellos que descarrían al pueblo o menosprecian lo que se dedica a El (Num 18:32).

2.18 Samuel usaba un efod de lino. Un efod era un chaleco largo sin mangas hecho de lino puro que usaban los sacerdotes. El efod del sumo sacerdote tenía un significado especial. Estaba bordado con una variedad de colores brillantes. Unido a él estaba el pectoral, una pieza parecida a un babero con hombreras bordadas en oro. Había doce piedras preciosas unidas al pectoral, las que representaban a cada una de las tribus de Israel. Unido al efod había un saquito que contenía el Urim y el Tumim, dos pequeños objetos que se usaban para determinar la voluntad de Dios en ciertos asuntos nacionales.

2.21 Dios honró los deseos de la fiel Ana. Nunca más volvimos a saber de Penina ni de sus hijos, pero Samuel fue utilizado poderosamente por Dios. Además, Dios le dio a Ana otros cinco hijos además de Samuel. A menudo Dios nos bendice en formas que no esperamos. Ana nunca esperó tener un hijo a su edad, ¡mucho menos seis! No se resienta por el tiempo que Dios se toma en contestar. Quizá las bendiciones de Dios no sean inmediatas, pero llegarán si somos fieles a lo que El dice en su Palabra.

2.23-25 Los hijos de Elí sabían lo que debían hacer, pero continuaron desobedeciendo a Dios deliberadamente al engañar, seducir y robar al pueblo. Por lo tanto, Dios planeó quitarles la vida. Cualquier pecado es malo, pero el pecado realizado deliberada y engañosamente es de la peor clase. Cuando pecamos por ignorancia, merecemos castigo, pero cuando pecamos intencionalmente, las consecuencias serán más severas. No ignore las advertencias de Dios acerca del pecado. Abandone el pecado antes que este se convierta en un estilo de vida.

2.25 ¿Acaso un Dios amoroso hace planes para matar a la gente? Observe la situación que había en el tabernáculo. Una persona ofrecía una ofrenda para el perdón de sus pecados, y los hijos de Elí robaban las ofrenda y hacían una farsa de la actitud de arrepentimiento de esa persona. Dios, en su amor por Israel, no podía tolerar esta situación. Por eso permitió que ellos murieran como resultado de su propia presunción jactanciosa. Llevaron el arca a la batalla, pensando que los protegería. Pero Dios retiró su protección y murieron los malvados hijos de Elí (4.10, 11).

2.29 Elí tuvo muchos problemas al tratar de criar a sus hijos. Cuando se dio cuenta de su maldad, aparentemente no aplicó ninguna acción disciplinaria fuerte a sus hijos. Pero Elí no era solo un padre tratando de vérselas con hijos rebeldes. Era el sumo sacerdote que pasaba por alto el pecado de los sacerdotes que estaban bajo su jurisdicción. Por ello, el Señor tomó las medidas disciplinarias necesarias que Elí evadió.
Elí fue culpable por honrar a sus hijos por encima de Dios al permitirles que continuaran en pecado. ¿Hay algo en su vida, familia o trabajo que usted sigue permitiendo que suceda aun cuando sabe que está mal? Si es así, puede ser tan culpable como aquellos que están involucrados en esa mala acción.

2.31, 35, 36 Para el cumplimiento de esta predicción véase 1Ki 2:26-27. Esta es cuando Salomón quitó a Abiatar de su posición, terminando así con la línea de Elí. Después Dios levantó a Sadoc, un sacerdote bajo el reinado de David y luego sumo sacerdote bajo Salomón. La línea de Sadoc probablemente continuó en su lugar hasta los días de Esdras.

2.35 "Mi ungido" se refiere al rey (véase 2.10). Dios estaba diciendo que su fiel sacerdote serviría a su rey para siempre.


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