miércoles, 8 de diciembre de 2021

1TESALONICENSES 2

  • Ministerio de Pablo en Tesalónica
  • Ausencia de Pablo de la iglesia











2.1 "Nuestra visita a nosotros" se refiere a su primera visita a Tesalónica (véase Act 17:1-9).

2.2 Los tesalonicenses sabían que Pablo había estado preso en Filipos justo antes de su venida a Tesalónica (véase Hechos 16.11-17.1). El temor a perder la libertad no fue obstáculo para que Pablo siguiera predicando el evangelio. Si Dios quiere que hagamos algo, El nos dará la fuerza y el valor para hacerlo a pesar de los obstáculos que pudieran existir en el camino.

2.3 Esta declaración pudo haber sido la respuesta a acusaciones de los líderes judíos que habían agitado a las masas (Act 17:5). Al predicar el evangelio, Pablo no buscaba dinero, fama o popularidad. El demostró la sinceridad de sus motivos cuando junto con Silas sufrió por difundir el evangelio en Filipos. La gente se involucra en el ministerio por una variedad de razones, no todas buenas o puras. Cuando quedan al descubierto sus motivos erróneos, toda la obra de Cristo sufre. Cuando usted se involucre en el ministerio, hágalo sólo por amor a Cristo y a los demás.

2.4-8 Al tratar de persuadir a la gente, podemos ser tentados a alterar nuestra posición, apenas lo suficiente como para que nuestro mensaje sea un poco más aceptable o usar la adulación o la lisonja. Pablo nunca cambió su mensaje para hacerlo más aceptable, aunque trató que sus métodos estuvieran acorde con cada audiencia. Aunque nuestra presentación deba ser alterada para hacerla apropiada a cada situación, nunca debe comprometerse la verdad del evangelio.

2.5 Con frecuencia nos disgustamos cuando oímos que alguien adula a otra persona. La adulación es falsa, y es una máscara para cubrir las intenciones reales de una persona. Los cristianos nunca deberían practicarla. Los que proclaman la verdad de Dios tienen una responsabilidad especial de ser honestos. ¿Es usted honesto y sincero en sus palabras y acciones? ¿O le dice a la gente lo que ellos quieren oír a fin de conseguir lo que luego quiere de ellos?

2.6-8 Cuando Pablo estuvo con los tesalonicenses, no los aduló, no buscó su alabanza y no fue una carga para ellos. El y Silas concentraron sus esfuerzos en la presentación del mensaje de Dios para la salvación de los tesalonicenses. ¡Esto era lo importante! Los creyentes de aquel lugar habían sido cambiados por Dios, no por Pablo; fue el mensaje de Cristo el que creyeron, no el de Pablo. Cuando testificamos para Cristo, nuestra preocupación no debe estar en la impresión que causamos. Como verdaderos ministros de Cristo, debemos señalarlo a El y no a nosotros.

2.7 La ternura no siempre es una cualidad apreciada en nuestra sociedad. Poder y rudeza ganan más respeto, aun cuando a nadie le gusta ser amedrentado. Ternura es amor en acción: es ser considerado, satisfacer las necesidades de los demás, dedicar tiempo para escuchar a las otras personas y estar dispuestos a aprender. Es una característica esencial tanto para hombres como para mujeres. Mantenga una actitud tierna en su relación con los demás.

2.9 Aunque Pablo tenía el derecho de recibir apoyo económico de la gente a la que enseñaba, trabajó como fabricante de tiendas (Act 18:3) para sostenerse y no ser carga a los nuevos creyentes en Tesalónica.

2.11 Ningún padre amoroso va a descuidar la seguridad de sus hijos, permitiéndoles que vivan circunstancias que podrían causarles daño permanente o fatal. En la misma forma, debemos poner a los nuevos creyentes debajo de nuestras alas, hasta que estén suficientemente maduros para que puedan permanecer firmes en su fe. Debemos ayudar a los nuevos cristianos a ser lo suficientemente fuertes como para influenciar a otros por el bien del evangelio.

2.11, 12 Por sus palabras y ejemplo, Pablo animó a los tesalonicenses a vivir de tal manera que pudieran ser dignos de Dios. ¿Hay algo en su vida diaria que pudiera ser motivo de vergüenza para Dios? ¿Qué piensa la gente acerca de Dios cuando examina su vida?

2.13 Por lo general, la Palabra de Dios en el Nuevo Testamento se refiere a la predicación del evangelio, al Antiguo Testamento o a Jesucristo mismo. Hoy, con frecuencia, la aplicamos sólo a la Biblia. Recordemos que Jesucristo mismo es la Palabra (Joh 1:1).

2.14 Así como los judíos cristianos en Jerusalén fueron perseguidos por otros judíos, así los cristianos gentiles en Tesalónica fueron perseguidos por sus coterráneos gentiles. La persecución desalienta, especialmente cuando viene de nuestra misma gente. Pero cuando usted decide estar al lado de Cristo, deberá enfrentar oposición, rechazo y burla de sus vecinos, amigos y aun de los miembros de su familia.

2.14 Cuando Pablo se refiere a los judíos, está hablando de ciertos judíos que se oponían a su predicación del evangelio, no a todos los judíos. Muchos de los convertidos de Pablo eran judíos, como él (Corintios 11.22).

2.15, 16 ¿Por qué los judíos se oponían tanto al cristianismo? (1) A pesar que la religión judía había sido declarada "legal" por las autoridades romanas, la relación con el gobierno seguía siendo débil. En ese tiempo, el cristianismo era visto como una secta del judaísmo. Los judíos temían que las represalias aplicadas contra los cristianos pudieran alcanzar a ellos. (2) Los líderes judíos pensaban que Jesús era un falso profeta, por lo que no querían que sus enseñanzas se difundieran. (3) Temían que si muchos judíos eran convencidos, su posición política se debilitaría. (4) Estaban orgullosos de su condición privilegiada como pueblo escogido de Dios y resentían el hecho de que los gentiles llegaran a ser aceptados como miembros plenos dentro de la iglesia cristiana.

2.18 Satanás es real. Se le llama "el dios de este siglo" (2Co 4:4) y "príncipe de la potestad del aire" (Eph 2:2). No sabemos exactamente qué impidió el regreso de Pablo a Tesalónica: oposición, enfermedad, complicaciones en el viaje o un ataque directo de Satanás, pero Satanás de alguna manera intentó mantenerlo alejado. Muchas de las dificultades que nos impiden cumplir con la obra de Dios pueden ser atribuidas a Satanás (véase Eph 6:12).

2.20 La recompensa final para el ministerio de Pablo no era dinero, prestigio o fama, sino nuevos creyentes cuyas vidas fueron cambiadas por Dios por medio de la predicación del evangelio. Este era el motivo por el cual tenía muchas ganas de verlos. No importa qué ministerio le haya dado Dios a usted, su mayor recompensa y su mayor gozo deberían ser aquellos que creen en Cristo y crecen en El.


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