miércoles, 17 de noviembre de 2021

ROMANOS 6

  •  Muertos al pecado
  • Siervos de la justicia




6.1-8.39 Esta sección analiza la santificación : el cambio que Dios hace en nuestras vidas cuando crecemos en fe. El capítulo 6 explica que los creyentes son libres del control del pecado. El capítulo 7 se ocupa de las dificultades continuas que los cristianos enfrentan con el pecado. El capítulo 8 describe la forma en que podemos obtener victoria sobre el pecado.

6.1, 2 Si a Dios le encanta perdonar, ¿por qué no darle más para perdonar? Si el perdón está garantizado, ¿podemos pecar tanto como queramos? ¡La respuesta categórica de Pablo es: ¡En ninguna manera! Tal actitud, planear de antemano aprovecharse de Dios, es no entender la seriedad del pecado. El perdón de Dios no convierte en menos serio el pecado. Por el contrario, la muerte de su Hijo por el pecado muestra cuán serio es. Jesús pagó con su vida nuestro perdón. La misericordia de Dios no debe convertirse en excusa para un estilo de vida negligente con laxitud moral.

6.1-4 En la iglesia de la época de Pablo, la inmersión era la forma usual de bautismo. Los nuevos cristianos se "sepultaban" por completo en el agua. Comprendían que esta forma de bautismo simbolizaba la muerte y sepultura de la vieja manera de vivir, seguida por una resurrección a la vida con Cristo. Si pensamos que nuestra antigua vida pecaminosa está muerta y sepultada, tenemos un motivo poderoso para resistir al pecado. Podemos decidir conscientemente tratarla como si estuviera muerta. Luego podemos continuar disfrutando nuestra nueva vida con Cristo. (Si desea más información acerca de este concepto, véanse Gal 3:27 y Col 2:12 y 3.1-4.)

6.5ss Podemos gozar de nuestra nueva vida en Cristo porque estamos unidos a El en su muerte y resurrección. Nuestros malos deseos, nuestra esclavitud al pecado y nuestro amor al pecado murieron con El. Ahora, unidos con El por fe en su resurrección, tenemos comunión inquebrantable con Dios y libertad para resistir el pecado. Si desea más información acerca de la diferencia entre la nueva vida en Cristo y la naturaleza pecadora, léase Eph 4:21-24 y Col 3:3-15.

6.6 El castigo del pecado y el poder que tenía sobre nuestras vidas murió con Cristo en la cruz. Nuestro "viejo hombre", lleno de pecado, murió de una vez por todas y ahora estamos libres de su poder. El "cuerpo del pecado" no es el humano, sino nuestra naturaleza rebelde amante del pecado heredada de Adán. A pesar de que nuestro cuerpo coopera voluntariamente con nuestra naturaleza pecaminosa, no debemos por ello considerarlo malvado. Lo que es malo es el pecado en nosotros. Y lo que se derrota es ese poder del pecado en acción en nuestros cuerpos. Pablo acaba de establecer que la fe en Cristo nos declara absueltos, "inocentes" ante Dios. Aquí Pablo enfatiza que ya no necesitamos una vida bajo el poder del pecado. Dios no nos saca del mundo ni nos convierte en robots. A veces sentiremos deseos de pecar y algunas veces lo haremos. La diferencia radica en que antes de ser salvos, éramos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa, pero ahora podemos elegir vivir para Cristo (véase Gal 2:20).

6.8 Debido a la muerte y resurrección de Cristo, sus seguidores no tienen por qué temer a la muerte. La seguridad que nos da nos permite disfrutar compañerismo con El y hacer su voluntad. Esto se reflejará en todas nuestras actividades: trabajo y adoración, distracción, estudio bíblico, meditación y servicio a otros. Cuando comprenda que no teme a la muerte, experimentará un nuevo vigor en la vida.

6.11 "Consideraos muertos al pecado" significa que debemos estimar nuestra vieja naturaleza pecadora como muerta y sorda al pecado. Debido a nuestra unión e identificación con Cristo, ya no estamos atados a esos viejos motivos, deseos y metas. Así que considerémonos según lo que Dios ha hecho en nosotros. Tenemos un nuevo comienzo y el Espíritu Santo nos ayudará a transformarnos cada día en lo que Cristo ha declarado que somos.

6.14, 15 Si ya no estamos bajo la Ley, sino la gracia, ¿tenemos libertad para pecar y pasar por alto los Diez Mandamientos? Pablo contesta: "En ninguna manera". Cuando estábamos bajo la Ley, el pecado era nuestro amo. La Ley ni nos justificaba ni nos ayudaba a vencer el pecado. Pero ahora que estamos unidos a Cristo, El es nuestro Señor y nos da poder para hacer lo bueno y evitar lo malo.

6.16-18 En ciertos oficios, un aprendiz recibe instrucción de un "maestro" que lo prepara, modela y le enseña los secretos de su oficio. Todas las personas eligen un maestro y este lo moldea. Sin Jesús, no tendríamos opción; aprenderíamos a pecar y los resultados serían culpa, sufrimiento y separación de Dios. Gracias a Jesús, sin embargo, podemos ahora escoger a Dios como nuestro Maestro. Siguiéndole, disfrutaremos la nueva vida y aprenderemos los caminos del Reino. ¿Continúa con su primer maestro, el pecado? ¿O es aprendiz de Dios?

6.17 Obedecer con todo el corazón significa darse por entero a Dios, amarle "con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" (Mat 22:37). A menudo, nuestros esfuerzos por saber y obedecer los mandatos de Dios podrían muy bien describirse como "a medio corazón". ¿Cómo mide la proporción de obediencia de su corazón? Dios desea darnos el poder para obedecerlo de todo corazón.

6.17 La "forma de doctrina" que se les dio son las buenas nuevas de que Jesús murió por sus pecados y resucitó para darles una nueva vida. Muchos creen que esto se refiere a la declaración de fe de la iglesia primitiva que aparece en 1Co 15:1-11.

6.19-22 Es imposible ser neutral. Cada persona tiene un amo: Dios o el pecado. Un cristiano no es alguien que no puede pecar, sino alguien que ya no es esclavo del pecado. Pertenece a Dios.

6.23 Usted tiene la libertad de escoger entre dos amos, pero no está en condiciones de regular las consecuencias de su elección. Cada uno de estos amos paga con su moneda. La paga del pecado es muerte. Eso es todo lo que puede esperar de una vida sin Dios. La paga de Cristo es vida eterna: nueva vida con Dios que empieza en la tierra y continua por siempre con Dios. ¿Qué elección ha hecho?

6.23 La vida eterna es un regalo de Dios. Si es un regalo, no podemos ganarlo ni pagar por él. Sería insensato recibir un regalo por amor y ofrecer pagarlo. El que recibe un regalo no puede comprarlo. Lo correcto cuando se nos ofrece un regalo es aceptarlo con agradecimiento. Nuestra salvación es un regalo de Dios, no algo que hemos hecho nosotros (Eph 2:8-9). El nos salvó por su misericordia, no por lo que hayamos hecho (Tit 3:5). Debemos aceptar con acción de gracias el regalo que generosamente Dios no


No hay comentarios:

Publicar un comentario

JOB 21

Job afirma que los malos prosperan JOB 21 JES Job 21:1-34 21.1ss Job refutó la idea de Zofar de que los malos nunca tendrán riquezas y felic...