- Aceite para las lámparas
- Castigo del blasfemo
24.13 El castigo de la blasfemia (maldecir a Dios) parece extremadamente severo según los parámetros modernos. Pero muestra cuán seriamente espera Dios que tomemos nuestra relación con El. A menudo usamos su nombre en una maldición, o actuamos como si El no existiese. Debemos cuidar nuestro modo de hablar y de actuar, tratando a Dios con reverencia. Finalmente, será El quien tenga la última palabra.
24.17-22 Este era un código para jueces, no una ratificación de una venganza personal. En efecto, lo que decía era que el castigo debía ser acorde al delito, pero no debía ir más allá.
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